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<p><span>Saltó a la fama en la década de los 80, tras más de 50 años de carrera iniciada junto a su exnovia </span><span>Rei Kawakubo</span><span>, de Comme des Garçons. Hoy, con 81 años, Yohji Yamamoto ha creado un espacio que trasciende tendencias, géneros, funcionalidad y color. Su </span><span>uso del negro se ha convertido en un verdadero estilo de vida. Más allá de las pasarelas, hoy es su archivo el que ha sido redescubierto (y amado) por la generación Z. </span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span>El nombre de <strong>Yohji Yamamoto </strong>resuena como <strong>leyenda en la moda</strong>, un secreto compartido entre iniciados que entienden su historia, ética y oficio. Vestir Yohji es </span><span>pertenecer a un grupo selecto de intelectuales y creativos. Su carrera desafía las tendencias y el vaivén del consumo. Rompió las barreras de género, funcionalidad y color, y convirtió el <strong>negro en una declaración de vida</strong>.</span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span>Su incursión pionera en el deporte de la mano de Y-3 con Adidas es una de las colaboraciones más duraderas de la historia. Ha sido tema de documentales como </span><em>Notebook on Cities and Clothes </em><span>(1989, de Wim Wenders) y de una retrospectiva en el Victoria &amp; Albert Museum de Londres en 2011. </span></p>
<p style="text-align: justify;"><span>Me reúno con él en su sede parisina, en la Rue Saint-Martin, dominada por una inmensa galería blanca que unos días antes albergó la muestra <strong>Pour Homme Otoño/Invierno 2025,</strong> y donde ahora un ejército de empleados se arremolina esperando recibir a compradores internacionales, mientras piezas clave de la colección cuelgan del techo. </span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span>Cuando subo a su apartamento privado me piden que me dirija a él como <strong>&ldquo;Yohji-san&rdquo;,</strong> un término de respeto y afecto en japonés. Cuando nos encontramos, hago una reverencia. Se levanta detrás de una mesa de madera donde está sentado con su sobrino en una nube de humo de cigarrillo. "&iquest;Te molesta?", Yohji-san fuma muchísimo desde que era adolescente. Es uno de sus mayores vicios o, mejor dicho, pequeños placeres de la vida. Depende de cómo se vea, aparentemente. </span></p>
<p style="text-align: justify;"><span>A sus <strong>81 años</strong>, es una figura imponente. Lleva su <strong>uniforme</strong> <strong>característico</strong>: una chaqueta de gabardina hasta la rodilla, bufandas y pantalones gruesos de lana, todo en negro con toques de gris. &ldquo;Cuando me siento en el inodoro, esperando en silencio que me venga una idea, nunca llega &ndash;dice&ndash;. Pero cuando voy manejando y me detengo antes del semáforo en rojo, ahí está y la atrapo&rdquo;. </span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span>Yamamoto es notoriamente evasivo en cuanto a cómo diseña. Aprendió el oficio en el taller de su madre, quien era costurera. Allí absorbió no solo las técnicas de costura y los secretos del corte, drapeado y ajuste, sino también sobre disciplina y determinación. &ldquo;La vida y la sociedad tienen un significado amplio, pero la información digital es muy estrecha. La mentalidad de los jóvenes es muy diferente a la mía". </span></p>
<p style="text-align: justify;"><span>De adolescente Yohji tenía un propósito claro: inicialmente se matriculó en la universidad para estudiar Derecho, por conformismo y buscando una sensación de seguridad, pero pronto abandonó los estudios. Consiguió un cupo en<strong> Bunka Fashion College</strong>, una de las escuelas más respetadas de Japón, que había lanzado la carrera de su héroe <strong>Kenzo Takada</strong>, y empezó a experimentar con conceptos de diseño que desafiaban los estándares de la moda de la época. Los estilos occidentales dominaban el mercado, pero él se sentía atraído por algo diferente: una filosofía arraigada en la estética japonesa y el minimalismo. </span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span>El punto de inflexión llegó cuando recibió una <strong>beca para estudiar en París</strong>. Una vez de regreso en Japón fundó su propia marca de ropa femenina, </span><em>Y's</em><span>, abrió una tienda en Shibuya y poco a poco </span><span style="background-color: transparent; font-family: inherit; font-size: inherit; font-style: inherit; font-variant-ligatures: inherit; font-variant-caps: inherit; font-weight: inherit; letter-spacing: 0px;">fue ganando seguidores. En <strong>1981</strong> hizo su debut oficial en París, presentando una colección que conmocionó al público y a los medios de comunicación, quienes la apodaron despectivamente </span><strong><span style="background-color: transparent; font-family: inherit; font-size: inherit; font-style: inherit; font-variant-ligatures: inherit; font-variant-caps: inherit; letter-spacing: 0px;">"<em>Hiroshima chic"</em></span></strong><span style="background-color: transparent; font-family: inherit; font-size: inherit; font-style: inherit; font-variant-ligatures: inherit; font-variant-caps: inherit; font-weight: inherit; letter-spacing: 0px;">. Las modelos caminaron por la pasarela con </span><span style="background-color: transparent; font-family: inherit; font-size: inherit; font-style: inherit; font-variant-ligatures: inherit; font-variant-caps: inherit; font-weight: inherit; letter-spacing: 0px;"><em>looks</em> </span><span style="background-color: transparent; font-family: inherit; font-size: inherit; font-style: inherit; font-variant-ligatures: inherit; font-variant-caps: inherit; font-weight: inherit; letter-spacing: 0px;"><strong>negros</strong> <strong>sueltos</strong> y <strong>asimétricos</strong> y reinterpretaciones del kimono que iban en contra de la preferencia de la época por un estilo ajustado al cuerpo, en colores vibrantes y llamativos.</span><span><br /></span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span>Yamamoto propuso un nuevo tipo de vestimenta femenina, no sujeta a la mirada masculina. El impacto inicial pronto se convirtió en un reconocimiento a su genialidad y en <strong>1984</strong> lanzó </span><em>Y's For Men</em><span>, basado en los mismos principios que mezclan géneros. Desde entonces el negro se ha convertido en un pilar de la marca. La pasión duradera del diseñador por el no color surge de su capacidad de absorber la luz en lugar de reflejarla, permitiendo que la forma y el movimiento ocupen un lugar central. Es un rechazo a lo excesivamente decorativo y superfluo. &ldquo;Para las colecciones más comunes suelo utilizar el negro o colores más oscuros &ndash;explica&ndash;, porque el negro no molesta a la vista&rdquo;. </span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span>El <strong>negro</strong> se ha convertido en <strong>sinónimo</strong> de <strong>individualidad</strong> y <strong>emancipación</strong>, pero su función continúa evolucionando. También puede simplemente favorecer al cuerpo. &ldquo;Cuando lo uso en el cuerpo femenino, el contraste entre la piel y el color negro es muy sexi &ndash;dice&ndash;. Cuando los hombres empiezan a vestir de negro se ven delgados, lo cual me gusta&rdquo;. Para la colección masculina <strong>Otoño/Invierno 2025</strong> el negro enmarca una colección de abrigos renovados que combinan tonos oliva, burdeos y ceniza, aportando un elemento romántico a la vestimenta invernal. Chaquetas y pantalones acolchados adoptan <strong>formas</strong> <strong>esculturales</strong>, mientras los abrigos estructurados con relleno exagerado mantienen la <strong>elegancia</strong> gracias a <strong>cortes</strong> <strong>a</strong> <strong>medida</strong>.</span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span>&ldquo;Empecé a pensar en el edredón &ndash;explica&ndash;. Ya era invierno y había muchísima gente paseando en la calle con abrigos de plumas fabricados en poliéster, porque aguantan la lluvia. Me parecieron tan feos". Así que cepilló, tejió y trató telas tradicionalmente delicadas como la gamuza, el lino y la seda para que resistieran la intemperie. "Solo quería proteger, no mostrar", dice. El negro se ha convertido en <strong>sinónimo</strong> de <strong>individualidad</strong>, añade sobre la presentación en pasarela. &ldquo;Estaba aburrido de tener modelos perfectamente proporcionadas luciendo mi ropa. Esta vez pedí que desfilaran artistas, pintores, cantantes y muchas otras personas atractivas". Entre ellos <strong>Mahmood</strong>, el bailarín <strong>Hugo Marchand</strong>, el fotógrafo <strong>Mohamed Bourouissa</strong> y el artista visual <strong>Robert Montgomery,</strong> quien intercambió ropa con las modelos a mitad del desfile. Hacia el final del espectáculo, la pareja artística formada por <strong>Luc Tuymans</strong> y <strong>Carla Arocha</strong> se alejó en un tierno abrazo. </span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span>Cuando hablamos de la caída de dos dígitos en las ventas en el sector del lujo y del actual juego de sillas musicales que se está produciendo entre los directores creativos de las grandes casas para intentar combatir la crisis, Yohji se lanza a una acalorada discusión. &ldquo;La crisis de la moda es cada vez más fuerte. Las grandes casas de moda hacen casi todas las mismas cosas. Es muy aburrido, &iquest;no? Me pregunto <strong>dónde acabará el sistema</strong>. Tal vez los inversores están apostando demasiado dinero en los diseñadores jóvenes y esto los malcría. No crecen, es una mala situación. En Japón e Italia todavía hay artesanos, pero son cada vez más viejos y pronto se jubilarán. Me pregunto qué pasará </span><span style="background-color: transparent; font-family: inherit; font-size: inherit; font-style: inherit; font-variant-ligatures: inherit; font-variant-caps: inherit; font-weight: inherit; letter-spacing: 0px;">después. Estoy muy, muy preocupado por esto". Lleva mucho tiempo denunciando el ritmo despiadado, la exigencia de una curva ascendente de beneficios incesante y la homogeneización de la creatividad en el sector.</span><span><br /></span></p>
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<p style="text-align: justify;"><span>Pero el equilibrio entre la independencia artística y los intereses comerciales es precario, como lo comprobó en persona en <strong>2009</strong>, cuando su empresa sucumbió a las dificultades financieras y fue rescatada por una firma de capital privado... &ldquo;Hace dos o tres años los jóvenes empezaron a ir a mi tienda a comprar. Y me sorprendió que los chicos compran en la sección de mujeres y posan de diversa manera", dice, gesticulando animadamente. Hasta hace poco era impensado. Lo que una vez fue radical ahora es natural, un testimonio de cuán profundamente sus ideas han permeado la cultura. Las líneas que Yohji desdibujó se han disuelto, dejando atrás un mundo donde la moda ya no está limitada por las convenciones, tal como siempre lo imaginó. </span></p>
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<p>"A menudo uso el negro porque no molesta a la vista. La pasi&oacute;n por la ausencia de color deriva de su capacidad de absorber la luz en lugar de reflejarla, permitiendo que la forma y el movimiento est&eacute;n al centro de la escena".</p>

Yohji Yamamoto

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