Una experiencia que combin&oacute; la calidez de la hospitalidad, la gu&iacute;a experta de un sommelier y la riqueza de sabores que solo un maridaje bien pensado puede ofrecer.

Con m&aacute;s de 25 a&ntilde;os de experiencia en la distribuci&oacute;n de vinos y licores, <a href="https://www.instagram.com/lavinotecacl/">La </a><a href="https://www.instagram.com/lavinotecacl/">Vinoteca</a> no solo ofrece una cuidada selecci&oacute;n de etiquetas chilenas e importadas, junto con destilados premium, sino que adem&aacute;s invita a descubrir el vino de otra manera en sus cinco restaurantes, donde el maridaje se transforma en una aventura sensorial.
En una noche fr&iacute;a, de esas que invitan a refugiarse en torno a la mesa, disfrutamos una cena de tres tiempos con cinco vinos que nos llevaron por distintos matices de sabor y cepas. Cada nuevo vino lleg&oacute; de la mano del sommelier, quien con entusiasmo compart&iacute;a sus caracter&iacute;sticas, su origen y la raz&oacute;n por la cual se convert&iacute;a en el compa&ntilde;ero ideal para el plato que acompa&ntilde;aba.
La velada comenz&oacute; con un aperitivo de hummus de garbanzos con pan pita y unas mollejas crocantes sobre crema de coliflor con salsa de ar&aacute;ndanos. A la mesa llegaron dos vinos: Agreste Pa&iacute;s de Clos de Luz, definido por su propia vi&ntilde;a como &ldquo;una celebraci&oacute;n de la cepa ancestral chilena&rdquo;, fresco y frutal; y el L&oacute;pez Pangue Rosado 2024, un vino premiado en siete ocasiones, delicado y vers&aacute;til, ideal para acompa&ntilde;ar diversas preparaciones.

El plato de fondo estuvo acompa&ntilde;ado por Liguai de Vi&ntilde;a P&eacute;rez Cruz, un ensamblaje de Syrah, Cabernet Sauvignon y Carmenere que rinde homenaje al fundo donde nacen sus uvas. Lo degustamos primero con unas berenjenas gratinadas con mozzarella y grana padano, servidas en una paila de fierro con abundante salsa de tomates, y luego con un filete envuelto en prosciutto, paillard con salsa de salvia a la mantequilla, r&uacute;cula fresca, papas hilo y tomates cherry. El recorrido incluy&oacute; tambi&eacute;n un Riesling del Valle de Casablanca, proveniente de vi&ntilde;edos en la zona de Las Dichas, de clima fr&iacute;o y fuerte influencia mar&iacute;tima. Con su intensidad arom&aacute;tica y refrescante acidez, fue una grata sorpresa en la mesa.
El cierre lleg&oacute; en clave dulce: un brownie tibio con helado de vainilla, crocante de almendras y crema inglesa. El maridaje lo elev&oacute; a otro nivel gracias a Fortmidable de Massoc Fr&egrave;res, un vino fortificado elaborado con uvas de viejas vi&ntilde;as y aguardiente, con guarda de cinco a&ntilde;os en barricas de roble franc&eacute;s, que entreg&oacute; complejidad y un final memorable. Al terminar la cena, no pudimos resistirnos a pasar por su mostrador de quesos, donde descubrimos variedades exclusivas y de alta calidad. Nos llevamos algunas piezas para la casa, prolongando as&iacute; la experiencia en un nuevo encuentro de aromas y sabores.
M&aacute;s que una cena, fue un viaje de sensaciones guiado por la experiencia del sommelier, en el que cada copa encontr&oacute; su plato perfecto.

Noche de maridajes en La Vinoteca

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