El legado eterno de Friends: m&aacute;s all&aacute; de los recuerdos risue&ntilde;os o el impacto del vestuario en nuestras vidas cotidianas, la serie estadounidense es una c&aacute;psula del tiempo que seguimos abriendo con nostalgia y risas.

A finales de octubre, el sorpresivo fallecimiento del actor Matthew Perry sumi&oacute; a gran parte del mundo en un inevitable y nost&aacute;lgico revisionado de Friends, la sitcom estadounidense que, a lo largo de una d&eacute;cada y diez temporadas, nos permiti&oacute; seguir de cerca las vidas de Rachel, Ross, Monica, Chandler, Phoebe y Joey, un grupo de j&oacute;venes amigos en Nueva York. Desde su estreno en 1994 hasta hoy, el legado cultural de la serie es inconmensurable: episodios tan ic&oacute;nicos que forman parte del inconsciente colectivo general o frases t&iacute;picas de los personajes que repetimos como si fueran nuestras.
Pero un aspecto m&aacute;s sutil de su impacto es su vestuario. Debra McGuire, directora de ese departamento, era, en realidad, pintora &ndash;no ten&iacute;a experiencia en moda al momento de filmar el piloto&ndash;. Comenz&oacute; definiendo la paleta de colores de cada personaje siempre con sus historias de vida como norte: Monica, nacida y criada en la Gran Manzana, luce colores m&aacute;s oscuros que Rachel, la &ldquo;chica rica&rdquo; de los suburbios obsesionada con las revistas y los desfiles. Ross, el profesor cient&iacute;fico, prefiere el tweed y las texturas, mientras que Joey, el actor en apuros, transmite un sex appeal especial con unas pocas prendas b&aacute;sicas y una chaqueta de cuero negra (gastada, claro, porque su sueldo no le permitir&iacute;a tener una nueva). Chandler, por su parte, posee&nbsp; un aire vintage con sus camisas oversize, atuendos casuales y, dado que es el &uacute;nico del grupo con un trabajo corporativo estable, alguna ocasional aparici&oacute;n en traje. La verdadera reina de lo retro, sin embargo, es Phoebe, cuya exc&eacute;ntrica personalidad y crianza se manifiestan a trav&eacute;s de un look setentero de estampados, locos accesorios y creativos peinados.

En eso radica la verdadera belleza del programa. A diferencia de otros shows neoyorquinos de la &eacute;poca (perd&oacute;n, Sex and the City), y a pesar de tratarse de una comedia de ficci&oacute;n, Friends siempre se mantuvo fundamentalmente realista. Sus personajes no solo se enfrentan a los desaf&iacute;os cotidianos de la vida moderna &mdash;trabajo, amor, familia, prop&oacute;sito&mdash; al igual que nosotros, sino que tambi&eacute;n se ven igual que nosotros al hacerlo (o parecido; no cualquiera tiene el lujo de verse como Jennifer Aniston o Courtney Cox). Mucha de la ropa de la serie permanece, hasta el d&iacute;a de hoy, en nuestros cl&oacute;sets: denim por mont&oacute;n, prendas sin g&eacute;nero, piezas m&aacute;s formales que usamos para trabajar y nuestra ro&ntilde;osa polera favorita de d&iacute;a domingo. Por eso, Friends es una c&aacute;psula del tiempo a la que seguiremos volviendo una y otra vez por inspiraci&oacute;n, recuerdos y risas. Como con los viejos amigos.

El clóset de mis amigos

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