Un dise&ntilde;ador de interiores, una pareja de interioristas. Por otro lado, la due&ntilde;a de un c&aacute;lido restaurante y una familia que vive en un velero. &iquest;Qu&eacute; tienen en com&uacute;n? Su amor por la isla y el talento y creatividad que esta les inspira.

Delf&iacute;n Cambiaso y Agustina Basaldua

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 Viviendo en el mar a bordo de un velero franc&eacute;s restaurado de 44 pies, la pareja argentina de esp&iacute;ritu libre ha creado, junto con su peque&ntilde;o hijo Coral, la definici&oacute;n misma de una vida menos ordinaria.
 <h4 style="text-align: justify;"><a href="https://www.instagram.com/delfincambiaso/">Delfin Cambiaso</a></h4>
 "Crec&iacute; en Buenos Aires y fui a una escuela escocesa donde jugu&eacute; mucho rugby. Posteriormente, cuando estudiaba ingenier&iacute;a en la universidad, decid&iacute; hacer algunos de mis cursos en Barcelona y firm&eacute; un contrato con un equipo de rugby de la ciudad. Termin&eacute; qued&aacute;ndome ah&iacute; y conoc&iacute; a un chico argentino que ten&iacute;a un botecito. Me dijo que navegaba hacia el Caribe y qued&eacute; fascinado. &iquest;El Caribe? &iquest;En ese peque&ntilde;o barco? No ten&iacute;a idea de que eso fuera posible. Unos meses despu&eacute;s, cuando regresaba del Caribe, me escribi&oacute; y me dijo: 'Vuelvo a Barcelona, esp&eacute;rame con un&nbsp;asado'.&nbsp;Se encontraba de camino a las Islas Azores donde repostar&iacute;a. Nunca hab&iacute;a o&iacute;do hablar de las Azores, pero busqu&eacute; en internet y comprob&eacute; vuelos. Le respond&iacute; y le dije: 'En realidad, &iquest;te importa si me uno a las Azores?' &Eacute;l estuvo de acuerdo y me reun&iacute; con &eacute;l en mi primer viaje largo de regreso a Barcelona. A partir de ah&iacute; qued&eacute; enganchado.
 Conoc&iacute; a Agustina poco despu&eacute;s, en Barcelona en 2017. Para entonces yo viv&iacute;a en mi primer barco y Agustina estaba de vacaciones. Un amigo en com&uacute;n nos present&oacute;. Pasamos juntos los &uacute;ltimos tres d&iacute;as de su viaje y en ese momento ya sab&iacute;amos que est&aacute;bamos hechos el uno para el otro. Recuerdo haberla llevado al aeropuerto para tomar su vuelo. Se supon&iacute;a que deb&iacute;a volar al d&iacute;a siguiente a M&oacute;naco para competir en un barco y pens&eacute;: '&iquest;Qu&eacute; pasa si yo no vuelo y t&uacute; no vuelas?'. Al final ella vol&oacute;, pero volvi&oacute; conmigo dos semanas despu&eacute;s. Algunas cosas est&aacute;n destinados a ser. 
 Vivimos en el barco en Barcelona durante un a&ntilde;o y luego zarpamos de Port Olimpic en nuestro viaje m&aacute;s largo. Trece pa&iacute;ses, tres continentes, 7000 millas n&aacute;uticas. En el camino fondeamos en cientos de bah&iacute;as, playas, islas, cayos, pueblos y puertos. Conocimos gente de todo el mundo, hicimos amigos, re&iacute;mos sin parar, lloramos, nos sentimos solos, pasamos miedos, ansiedades y d&iacute;as interminables de nervios descargando meteorolog&iacute;a. Hubo momentos en que sentimos mucho miedo: mientras cruz&aacute;bamos de Panam&aacute; a Colombia, nuestro barco fue abordado por la Guardia Costera de Colombia. Fueron muy agresivos con nosotros en medio del barco y lo registraron en busca de drogas; &iexcl;incluso probaron nuestra harina para asegurarse de que no era coca&iacute;na! Fue muy tenso: ten&iacute;an armas autom&aacute;ticas y ten&iacute;amos que mantener la calma, aunque nuestro barco corr&iacute;a peligro de sufrir da&ntilde;os. Al final se marearon y tuvieron que interrumpir la b&uacute;squeda. 
 Vimos un sinf&iacute;n de delfines, ballenas, tiburones y tortugas y pescamos&nbsp;mucho.&nbsp;Reparamos cosas que no sab&iacute;amos que exist&iacute;an antes de irnos, aprendimos mucho sobre barcos, y cuando digo barcos, me refiero a mec&aacute;nica, plomer&iacute;a, trabajos con fibra de vidrio, carpinter&iacute;a, energ&iacute;as renovables, electricidad, electr&oacute;nica, meteorolog&iacute;a y astronom&iacute;a.
 Nos dimos cuenta de que somos m&aacute;s felices con muy poco. Agustina y yo conectamos de una manera mucho m&aacute;s &iacute;ntima con el mundo. Tomamos m&aacute;s conciencia de la belleza que nos rodea y de nuestra obligaci&oacute;n de cuidarla. Aprendimos que es posible cambiar nuestros h&aacute;bitos y ser m&aacute;s respetuosos, tanto con la tierra como con quienes tenemos al lado. Dicen que un a&ntilde;o de convivencia a bordo equivale a cinco en tierra y a&uacute;n as&iacute; disfrutamos cada d&iacute;a juntos. Agustina es mi perfecta compa&ntilde;era, amiga, acompa&ntilde;ante de tripulaci&oacute;n y madre de nuestro hijo. Ahora somos tres y la aventura contin&uacute;a aqu&iacute; en Baleares. Mi sue&ntilde;o sigue siendo comprarme un barco m&aacute;s grande y dar la vuelta al mundo, pero ya veremos. Cinco a&ntilde;os ser&iacute;an perfectos".
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<h4 style="text-align: justify;"><a href="https://www.instagram.com/agusbasal/">Agustina Basald&uacute;a</a></h4>
"Esos primeros a&ntilde;os con Delf&iacute;n en <a href="https://www.instagram.com/ahora.sv/">el barco</a> fueron como un sue&ntilde;o. Antes de conocernos, viajaba sola, me reun&iacute;a con amigos en una ciudad u otra. Era muy independiente y la vida en barco me parec&iacute;a un desaf&iacute;o. Me encant&oacute; desde el principio porque me gusta tener siempre algo que hacer. Puede que no sea para todos porque a veces puede resultar inc&oacute;modo, pero para m&iacute; ese es el atractivo. Te obliga a mirar muy profundamente a la persona que eres y a descubrir exactamente de qu&eacute; eres capaz. Al principio extra&ntilde;aba la compa&ntilde;&iacute;a de las mujeres. El mundo n&aacute;utico &ndash;especialmente en los puertos&ndash; es muy masculino y a veces me sent&iacute;a sola, pero cuando viajamos Delf&iacute;n y yo somos un equipo incre&iacute;ble. Me encantan los cambios que se producen cada d&iacute;a en el barco. Recuerdo los inicios de nuestro primer gran viaje, cuando navegamos hacia Marruecos. Estuvimos atrapados all&iacute; durante tres semanas esperando que surgiera una ventana meteorol&oacute;gica para navegar hacia las Islas Canarias. Nos qued&aacute;bamos en el puerto de T&aacute;nger y todas las ma&ntilde;anas nos despert&aacute;bamos con el sonido del muec&iacute;n. Fue totalmente surrealista.
Despu&eacute;s de Canarias cruzamos a Martinica, Guadalupe y Antigua, luego a Venezuela y a un archipi&eacute;lago llamado Los Roques. Ese era uno de mis lugares favoritos. Recuerdo estar en la oficina de inmigraci&oacute;n en Granada, dici&eacute;ndole al funcionario que nos dirig&iacute;amos a Venezuela. &iexcl;Nos mir&oacute; como si estuvi&eacute;ramos locos! Me dijo: '&iexcl;No puedes ir a Venezuela en barco! Es muy peligroso'. Pensamos, no, &iexcl;somos de Argentina! &iexcl;Est&aacute; bien! Al final s&iacute; fuimos, pero navegamos con todos los aparatos electr&oacute;nicos apagados y las luces de navegaci&oacute;n apagadas, porque en esa zona costera hay mucha pirater&iacute;a. Posteriormente nos quedamos ocho meses en las Islas San Blas en Panam&aacute;, en una hermosa comunidad Ind&iacute;gena Guna. Nos conectamos muy bien con los lugare&ntilde;os y llev&aacute;bamos la misma vida sencilla que ellos: sin restaurantes ni tiendas. S&oacute;lo un barco una vez por semana con&nbsp;verduras&nbsp;y otro con v&iacute;veres. Pescamos mucho pescado, mucha langosta. Esa fue una gran aventura y ambos aprendimos mucho en ese viaje. Tienes que ser muy competente con las reparaciones, porque no puedes confiar en recibir asistencia. Cuando est&aacute;s solo en el oc&eacute;ano y algo se rompe, necesitas saber c&oacute;mo arreglarlo, y eso puede ser incre&iacute;blemente aterrador. Nunca olvidar&eacute; una vez que est&aacute;bamos cruzando el Atl&aacute;ntico y ten&iacute;amos 40 nudos de viento en contra. Nos obligaron a retroceder y el barco empez&oacute; a ir a la deriva. Los sonidos y los crujidos eran inmensos, las olas romp&iacute;an sobre nosotros y pens&eacute; que el barco se iba a hacer a&ntilde;icos. Est&aacute;bamos bajo cubierta con todo bien cerrado y Delf&iacute;n subiendo para comprobarlo cada diez minutos m&aacute;s o menos. Esa tormenta dur&oacute; un d&iacute;a y medio y pareci&oacute; una eternidad.
Cuando llegamos a Ibiza hace dos a&ntilde;os, inmediatamente nos sentimos como en casa. La comunidad aqu&iacute; tiene una mentalidad muy abierta &ndash;a nadie le sorprende que vivamos en un barco&ndash; y es un hermoso lugar para criar a nuestro hijo, Coral. Cuando estaba lista para dar a luz, le pregunt&eacute; a la partera si necesitaba ir a tierra para tener al beb&eacute;. Ella dijo que nos qued&aacute;ramos en el barco, en mi casa. Dijo que era el lugar perfecto, muy natural y rodeado de mar, por eso Coral naci&oacute; aqu&iacute; mismo en la cocina. Fue el comienzo perfecto para nuestro beb&eacute; del agua".&nbsp;
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Cofundadora de la instituci&oacute;n La Paloma de San Lorenzo, Mouji Longhi&nbsp;ha pasado m&aacute;s de dos d&eacute;cadas en Ibiza, tras una infancia itinerante entre Italia y la India en el coraz&oacute;n del legendario movimiento Rajneesh.
"Crec&iacute; en la Toscana. Mi madre es Sannyasin y viv&iacute;a en la comuna de Osho, as&iacute; que divid&iacute; mi tiempo entre all&iacute; y la casa de mi padre. Fue una educaci&oacute;n muy diferente, porque yo era la &uacute;nica hija que viv&iacute;a en la comuna. Otros ni&ntilde;os iban y ven&iacute;an pero yo era la &uacute;nica que viv&iacute;a all&iacute;, as&iacute; que todos ayudaban a cuidarme mientras hac&iacute;an su trabajo espiritual. Fui a una escuela normal fuera de la comuna, pero vest&iacute;a toda de rojo como el resto de la comunidad Sannyasin y me sent&iacute;a diferente a los dem&aacute;s ni&ntilde;os. Me sent&iacute; como una peque&ntilde;a extra&ntilde;a en este peque&ntilde;o pueblo de la Toscana. 
Mis momentos favoritos eran cuando &iacute;bamos al ashram de Pune o al rancho Rajneeshpuram en Oreg&oacute;n. Cuando ten&iacute;a ocho a&ntilde;os, me fui a vivir con mi pap&aacute; a Florencia y me qued&eacute; y termin&eacute; la escuela secundaria, pero siempre me sent&iacute; extra&ntilde;a en el sistema. A los 14 ya hab&iacute;a tenido suficiente. Dej&eacute; Italia y volv&iacute; con mi madre a la India, al ashram de Pune. Pas&eacute; la mayor parte de los siguientes cuatro a&ntilde;os viviendo all&iacute; y fue entonces cuando descubr&iacute; Goa. Iba a ese lugar para salir de fiesta y as&iacute; fue como o&iacute; hablar de Ibiza, porque mucha gente viv&iacute;a en Ibiza en verano y en Goa en invierno".

"La primera vez que vine a Ibiza&nbsp;fue en 1997 y todav&iacute;a recuerdo esa sensaci&oacute;n de aterrizar aqu&iacute;. Algunas personas que conoc&iacute;a vagamente me recogieron en el aeropuerto y me llevaron a una peque&ntilde;a finca en San Juan y solo recuerdo mirar la tierra roja y pensar que esto es todo, este es mi hogar. 
Conoc&iacute; a Amit (ex socio y cofundador de La Paloma) poco despu&eacute;s. &Eacute;l ya viv&iacute;a aqu&iacute;. S&oacute;lo ten&iacute;a 19 a&ntilde;os, pero hab&iacute;a sido tan gitana toda mi vida que sent&iacute; que era el momento adecuado para establecerme. Fue una gran &eacute;poca en Ibiza. Hubo muchas fiestas de trance y una verdadera comunidad de esp&iacute;ritu libre. Muchas de las personas que conoc&iacute; en aquel entonces todav&iacute;a forman parte de mi vida. Tuvimos un beb&eacute; poco despu&eacute;s y cuando volv&iacute; a quedar embarazada, llam&eacute; a mi mam&aacute; y le ped&iacute; que viniera a Ibiza. Ella hab&iacute;a estado en el ashram todos esos a&ntilde;os y era una vida muy hermosa pero tambi&eacute;n intensa y a veces ca&oacute;tica. Estaba lista para un cambio. No ten&iacute;amos dinero, ya que ven&iacute;amos de este tipo de vida viajera, y mi madre siempre hab&iacute;a sido una cocinera apasionada. Organizamos muchas cenas y organizamos muchas cosas y siempre pensamos en lo fant&aacute;stico que ser&iacute;a tener un restaurante. Un chico local nos dijo que conoc&iacute;a alg&uacute;n lugar para alquilar y nos trajo hasta donde est&aacute; ahora <a href="https://palomaibiza.com/" target="_blank" rel="noopener">La Paloma</a>. Fue horrible. Hab&iacute;a sido un bar de mala calidad en los a&ntilde;os setenta y m&aacute;s tarde un restaurante tem&aacute;tico. No hab&iacute;a sido amado. Mi madre era muy amiga del arquitecto e historiador canadiense Rolph Blakstad y le pidi&oacute; algunos consejos sobre c&oacute;mo hacerlo encantador sin dinero. Nos mostr&oacute; este tono especial de azul y nos dijo que pint&aacute;ramos todo de ese color (todas las sillas, mesas y puertas) con algunos toques de amarillo. Tambi&eacute;n pens&oacute; en el nombre &ndash;La Paloma&ndash; y pint&oacute; nuestro cartel, que sigue siendo el original. Todos nuestros amigos vinieron a ayudar.&nbsp;Orietta Sala, experta italiana en rosas pint&oacute; esas flores en nuestras paredes. La gente don&oacute; su dinero, su tiempo, su amor y su energ&iacute;a. La Paloma fue creada literalmente por la comunidad&nbsp;y creo que es por eso que se ha mantenido en el coraz&oacute;n de ella. Ten&iacute;amos un sue&ntilde;o y todos nos ayudaron a realizarlo. Ten&iacute;a 24 a&ntilde;os cuando abrimos. Mi hijo Jai ten&iacute;a tres a&ntilde;os y mi hija Liana ocho meses. Viv&iacute;amos arriba en el peque&ntilde;o apartamento y trabaj&aacute;bamos ambos turnos en el restaurante mientras la hermana de mi madre, Samvega, que es un milagro, cuidaba a los ni&ntilde;os. Nunca lo hubi&eacute;semos logrado sin Samvega".&nbsp;

"Al principio fue muy dif&iacute;cil, pero nunca abandonamos el sue&ntilde;o de cocinar y servir la comida de mi madre. Ella cocina con mucho cuidado, alma, amor y alma por cada ingrediente y cuida a todos los que vienen aqu&iacute;. Fuimos uno de los primeros restaurantes en servir algo un poco diferente a la comida local y la comunidad internacional realmente hizo de La Paloma su hogar. Con el paso de los a&ntilde;os, fuimos creciendo a peque&ntilde;os pasos: unas cuantas mesas bajo los naranjos, una peque&ntilde;a tienda, un huerto. Nos hicimos m&aacute;s grandes y, sorprendentemente, bastante famosos y todav&iacute;a no lo creo. La magia de Ibiza siempre ha sido el esp&iacute;ritu y la libertad de la gente que vive aqu&iacute;: los artistas, los creativos, los&nbsp;hippies, la gente que hace que este lugar sea divertido y peculiar. Eso es lo que hace especial a Ibiza: que hay espacio para todos. Y La Paloma es un poco as&iacute; tambi&eacute;n para m&iacute;. Puedes venir aqu&iacute; descalzo, puedes venir con un bolso Gucci, puedes venir alimentando a tu beb&eacute;. Puedes ser quien seas y eso nunca cambiar&aacute;. Ibiza tiene algo que nunca he encontrado en ning&uacute;n otro lugar. Todav&iacute;a existe la misma magia que vi en esa tierra roja hace tantos a&ntilde;os".

Juntos son los fundadores de Diego &amp; Alexeja Art &amp; Design Studio, un taller visionario que crea interiores fascinantes y significativos para clientes como Six Senses Beach Caves, S'Ermita Ibiza y el Petanque Social Club de Marruecos.
Con sede entre Ibiza, Marrakech y Goa, Alexeja Pozzoni y Diego Alonso son narradores visuales con un talento poco com&uacute;n para buscar arte, antig&uuml;edades y objetos ex&oacute;ticos cuya artesan&iacute;a fusiona historia, cultura y mitolog&iacute;a. El esp&iacute;ritu de totalismo m&aacute;gico del d&uacute;o tiene como objetivo crear narrativas complejas a trav&eacute;s del art brut y el realismo m&aacute;gico donde el enfoque no est&aacute; en el objeto individual sino en el impacto visual general. La propia finca ibicenca de Alexeja y Diego, cerca de San Lorenzo, lleva una doble vida como ChAI ShOP, una tienda conceptual solo con cita previa donde el arte se encuentra con el estilo de vida y la decoraci&oacute;n con los viajes.

<h4 style="text-align: justify;">Diego Alonso</h4>
&ldquo;Nac&iacute; en Adrogu&eacute;, un peque&ntilde;o pueblo al sur de Buenos Aires que era famoso porque all&iacute; veraneaba Jorge Luis Borges, en un peque&ntilde;o hotel llamado Las Delicias que atra&iacute;a a todos los intelectuales de los a&ntilde;os 30, 40 y 50. Mi abuelo paterno era un fan&aacute;tico del jazz (en alg&uacute;n momento tuvo un club de jazz) y tambi&eacute;n ten&iacute;a una biblioteca en su casa. Mi padre es periodista y mi madre profesora y hab&iacute;a un sinf&iacute;n de libros por todas partes; mi pasi&oacute;n por la literatura viene desde peque&ntilde;o. La familia de mi madre estaba en el otro extremo. Su padre era un inmigrante del sur de Italia que se mud&oacute; a Argentina despu&eacute;s de la Segunda Guerra Mundial para construir una nueva vida.
Estuve leyendo y aprendiendo desde muy joven, pero mi conexi&oacute;n con las artes visuales se dio la primera vez que vi el folleto de una exposici&oacute;n de Salvador Dal&iacute; en Buenos Aires. Ni siquiera fui yo, pero mis padres s&iacute; hab&iacute;an ido y vi el cat&aacute;logo y dije, vaya, &iquest;qu&eacute; es esto? Fue entonces cuando decid&iacute; que quer&iacute;a estudiar fotograf&iacute;a y cine. Fui a la India con mi c&aacute;mara &ndash;el comienzo de una historia de amor para toda la vida con ese pa&iacute;s&ndash; y viaj&eacute; a Brasil, Bolivia, Per&uacute;. Finalmente acab&eacute; en Madrid, donde abr&iacute; mi galer&iacute;a de arte Mondo Galer&iacute;a. Vine por primera vez a Ibiza a finales de 2014 para trabajar en un proyecto con amigos. Estaban abriendo un restaurante en San Rafael y quer&iacute;an que yo les ayudara con el proceso creativo. A cambio us&eacute; el espacio para exhibir obras de mi galer&iacute;a. Para entonces ya hab&iacute;a viajado mucho por la India, porque me estaba cansando un poco de Madrid. Nunca hab&iacute;a estado en Ibiza antes, pero mi t&iacute;o viv&iacute;a aqu&iacute; y mi prima naci&oacute; aqu&iacute; y cuando yo era ni&ntilde;o, muchos amigos de mis padres pasaban el verano aqu&iacute; y luego otro verano en Sudam&eacute;rica. Cuando aterric&eacute; en Ibiza hubo una sensaci&oacute;n inmediata: baj&eacute; del avi&oacute;n y pens&eacute;: &iexcl;Guau, he estado aqu&iacute; toda mi vida!'.
Esa noche fuimos a Pacha, entramos por la puerta trasera, por la cocina, con un amigo com&uacute;n de Madrid, y el ambiente me pareci&oacute; m&aacute;gico. Sab&iacute;a que me quedar&iacute;a en la isla. Ese primer verano fue extraordinario y trajimos arte hermoso a Ibiza. Incluso trajimos una exposici&oacute;n de Man Ray. Desde el principio tuve un sentimiento real de conexi&oacute;n con Ibiza. Es un lugar que combina todas mis vidas anteriores en un solo lugar. Hay un poquito de India, un poquito de Asia, un poquito de Argentina, de Italia y de Marruecos. No hay otro lugar en la tierra como Ibiza".

<h4 style="text-align: justify;">Alexeja Pozzoni</h4>
"Nac&iacute; en Suiza en 1981. Mi padre era un DJ italiano y mi madre es alemana y crec&iacute; entre St. Moritz, donde mis padres organizaban fiestas en invierno, e Ibiza, donde mi padre pinchaba en clubes en verano. Nos fuimos en 1988 para ir a Bali y luego fui a la escuela en Suiza. Regres&eacute; a Bali cuando era adolescente y no regres&eacute; a Ibiza durante veinte a&ntilde;os.
Crecer entre monta&ntilde;as e islas ha hecho que me sienta muy atra&iacute;da por la energ&iacute;a de ambos paisajes. En las islas la energ&iacute;a est&aacute; muy concentrada y puede ser intensa. Alguien me dijo una vez que la teor&iacute;a india es que debido a que las islas est&aacute;n rodeadas de agua, la energ&iacute;a no tiene ad&oacute;nde ir, por lo que se acumula cada vez m&aacute;s. En tierra firme, se escapa a los r&iacute;os y a los campos y se disipa. Posteriormente mi madre se mud&oacute; de nuevo a Ibiza y yo volv&iacute; a visitarla. El primer d&iacute;a que regres&eacute; me despert&eacute; con el olor de los pinos y llor&eacute;; fue un recuerdo tan poderoso de mi infancia.
Para m&iacute;, Ibiza cumple muchos requisitos. Adem&aacute;s de tener ra&iacute;ces familiares aqu&iacute;, hay mucha gente internacional, lo que aporta una gran variedad. La naturaleza es fant&aacute;stica. El producto es fant&aacute;stico y es un lugar muy vers&aacute;til a pesar de su tama&ntilde;o. A veces pienso que si me quedara atrapado aqu&iacute; y nunca pudiera salir, a&uacute;n quedan muchos universos por explorar. S&oacute;lo te aburres si permaneces en el mismo c&iacute;rculo, pero hay muchos mundos diferentes, y esa es otra cosa acerca de las islas: son como un microuniverso, una versi&oacute;n mini de lo que sucede en el resto del mundo. Un amigo dijo una vez: 'No s&eacute; por qu&eacute; todo el mundo intenta formar comunidades aqu&iacute; y all&aacute;, porque toda la isla ya es una comunidad'. En ese sentido es como St. Moritz. Es un destino tur&iacute;stico de renombre mundial, pero la comunidad residente a&uacute;n es bastante peque&ntilde;a y debes tener un sentido de responsabilidad hacia tu vecino. No se puede andar quemando puentes. Y todo aqu&iacute; en Ibiza empieza con los ibicencos. Son maravillosos, mucho m&aacute;s salvajes y exc&eacute;ntricos de lo que aparentan. Nuestras relaciones con nuestros vecinos locales son muy importantes para nosotros.
Mucha gente dice que Ibiza ya no es como era en los d&iacute;as de gloria, cuando se ha perdido el antiguo esp&iacute;ritu. En muchos sentidos eso es cierto, pero tambi&eacute;n es nuestra responsabilidad llevar ese esp&iacute;ritu a los nuevos tiempos. Siempre me encantar&aacute; Ibiza porque aqu&iacute; puedo ser totalmente yo mismo e ir a la tienda con mis estampados locos y mi pijama, &iquest;y sabes qu&eacute;? Siempre habr&aacute; alguien m&aacute;s loco que yo y los locales te tratar&aacute;n igual. En eso se puede encontrar una enorme sensaci&oacute;n de libertad. Nadie es mejor ni peor que nadie en Ibiza y as&iacute; me criaron mis padres. Aprend&iacute; muy joven que no importa qui&eacute;n eres o qu&eacute; tienes: si quieres un huevo cocido, primero tendr&aacute;s que hervir el agua".

El polifac&eacute;tico dise&ntilde;ador de interiores, hotelero y fundador de Ksar Living ha pasado d&eacute;cadas en Ibiza, donde cura casas multifac&eacute;ticas, luminosas y conmovedoras para la comunidad internacional de la isla.
"Nac&iacute; en Barcelona en 1966. Mis padres son ambos espa&ntilde;oles, pero emigramos a Holanda cuando yo ten&iacute;a cinco a&ntilde;os, como muchas familias del sur de Espa&ntilde;a a principios de los a&ntilde;os 70. Mi padre consigui&oacute; un trabajo en la f&aacute;brica de Amstel y yo crec&iacute; en &Aacute;msterdam. Hablaba espa&ntilde;ol en la mesa de la cocina con mi familia pero el holand&eacute;s es mi lengua natural. Yo era un ni&ntilde;o creativo, muy curioso, y &Aacute;msterdam en los a&ntilde;os 1970 y 1980 era un gran lugar para crecer. Cuando ten&iacute;a 20 a&ntilde;os estaba lista para desplegar mis alas y acept&eacute; una invitaci&oacute;n para viajar a la India como estilista de moda para la marca Humanoid, que estaba filmando un cat&aacute;logo all&iacute;. Aterric&eacute; en Goa y &iexcl;Dios m&iacute;o, qu&eacute; lugar era ese en esos a&ntilde;os! Era la era del trance y parec&iacute;a que la vida era una fiesta ininterrumpida en la playa: todo el mundo estaba loco. Conoc&iacute; a muchos personajes locos, incluido John Moon [fundador de Bambuddha Grove de Ibiza], que organiz&oacute; una fiesta salvaje en su casa durante d&iacute;as. Ese mes tom&eacute; todo tipo de drogas y, cuando regres&eacute; a &Aacute;msterdam, todos mis amigos me preguntaban: '&iquest;D&oacute;nde has estado? &iexcl;Te ves tan extra&ntilde;o!' Pero hab&iacute;a probado la libertad total y quer&iacute;a m&aacute;s, as&iacute; que pas&eacute; ocho o nueve meses en Amsterdam y luego regres&eacute; a la India.
Mi idea era viajar por el norte de la India, lejos de la movida fiestera de Goa. Estaba solo y estaba muy interesado en conocer a un maestro espiritual. Ya estaba harto de drogarme, pero estaba profundamente metido en la espiritualidad y esperaba encontrar un gur&uacute; o al menos un ashram encantador donde quedarme un tiempo. Pas&eacute; tres meses viajando por toda la India y visit&eacute; much&iacute;simos ashrams, pero no encontr&eacute; al maestro que buscaba. Lo que s&iacute; encontr&eacute;, sin embargo, fue un peque&ntilde;o taller en Delhi donde bordaban a mano para marcas como Chanel y Prada. Como me gustaba tanto la moda, pens&eacute;: "Me sentar&eacute; aqu&iacute; y aprender&eacute; a hacerlo yo mismo". Fue en el per&iacute;odo de la dinast&iacute;a, cuando las mujeres usaban todos estos vestidos pesados, bordados y de lentejuelas, y decid&iacute; hacer mi propia peque&ntilde;a colecci&oacute;n. Cre&eacute; una camiseta de gasa con lentejuelas y algunas camisetas bordadas para usar con jeans y tacones. Muy alta costura, &iexcl;pero para el d&iacute;a a d&iacute;a! Durante los siguientes tres meses agregu&eacute; un par de vestidos y luego estuve listo. Llam&eacute; a mi sello Zon y me dirig&iacute; directamente a Harvey Nichols. &iexcl;Ellos lo amaron! Harvey Nichols fue mi primer distribuidor, seguido de cerca por Biffi en Mil&aacute;n. 
A partir de entonces me sent&iacute; imparable. Durante los siguientes nueve a&ntilde;os viv&iacute; tres meses en la India, tres en Europa y as&iacute; sucesivamente, pero cuando cumpl&iacute; los 30 ya estaba harto de la moda. Regres&eacute; a Amsterdam y consegu&iacute; un trabajo dise&ntilde;ando vestuario para teatro y &oacute;pera. Fue muy hermoso y por esa &eacute;poca conoc&iacute; a mi esposa, Yvonne, y nos enamoramos. Nos casamos despu&eacute;s de seis meses y le dije que de ninguna manera iba a quedarme en los Pa&iacute;ses Bajos. Yvonne ten&iacute;a una preciosa finca antigua en Ibiza, en las monta&ntilde;as cerca de San Juan, as&iacute; que decidimos mudarnos aqu&iacute;".

"San Juan hace 25 a&ntilde;os era incre&iacute;ble. Todav&iacute;a era la era hippie y hab&iacute;a muchas fiestas salvajes en los bosques, especialmente en Luna Llena. Yvonne y yo nos despert&aacute;bamos por la noche y o&iacute;amos m&uacute;sica, as&iacute; que nos sub&iacute;amos a nuestro Mehari y sal&iacute;amos conduciendo por el bosque en busca de la fiesta. En aquella &eacute;poca la gente todav&iacute;a dorm&iacute;a bajo los &aacute;rboles y en las playas y era mucho m&aacute;s inclusivo. Ricos y pobres, arist&oacute;cratas y hippies: todos &eacute;ramos una gran familia y todos compart&iacute;amos todo. Fue un momento especial. Yvonne y yo est&aacute;bamos tan enamorados de Ibiza, pero tambi&eacute;n somos adictos al trabajo y pensamos: '&iquest;Qu&eacute; vamos a hacer?'. Decidimos comprar una propiedad de tama&ntilde;o mediano y reformarla para alquiler vacacional. En aquel entonces, todas las hermosas casas de vacaciones ten&iacute;an seis o siete dormitorios; no hab&iacute;a ninguna de tama&ntilde;o modesto con acabado de cinco estrellas. Empezamos renovando un fabuloso loft en Dalt Vila, luego compramos una villa de tres dormitorios y la alquilamos y, poco a poco, fuimos creando una peque&ntilde;a cartera: este fue el comienzo de Harissa Villas. Poco despu&eacute;s descubrimos Cala Carb&oacute; y empezamos a comprar casas all&iacute;. No tuvimos ning&uacute;n problema en llenar las casas porque conoc&iacute;amos a todas las celebridades holandesas y empezaron a preguntarme: '&iquest;Puedes encontrarme una villa? &iquest;Y puedes renovarlo? &iquest;Y t&uacute; lo decoras? Porque amamos tu estilo'. De hecho, fund&eacute; <a href="https://ksarliving.com/">Ksar Living</a> en Cala Carb&oacute;, un lugar divertido para tener una sala de exposici&oacute;n de interiores, pero todo el mundo de toda la isla ven&iacute;a a verme.
Despu&eacute;s fuimos a Marruecos a comprar alfombras y l&aacute;mparas para Harissa y enseguida nos enamoramos de Marrakech y de los riads. Se supon&iacute;a que &iacute;bamos a ir a las monta&ntilde;as del Atlas y al Sahara pero nunca salimos de Marrakech. Terminamos comprando dos riads y uno se convirti&oacute; en <a href="https://www.ryaddyor.com/">Ryad Dyor</a>. Lo mismo ocurri&oacute; en Bali. Un d&iacute;a caminaba por San Juan y not&eacute; un peque&ntilde;o callej&oacute;n que nunca antes hab&iacute;a explorado. Entr&eacute; y vi all&iacute; esta hermosa casa sin techo. Pens&eacute;: '&iquest;Qu&eacute; carajo?'. Esta es una propiedad incre&iacute;ble y hermosa. La casa m&aacute;s grande del pueblo, la antigua escuela, de hecho, sin techo. Me encanta renovar propiedades antiguas, as&iacute; que logr&eacute; compr&aacute;rselas a la anciana y luego, junto con Lars y Rosa, nuestros vecinos de Cala Carb&oacute;, creamos la Residencia Giri. A la vuelta de la esquina hab&iacute;a una peque&ntilde;a y curiosa tienda, una especie de bazar que hab&iacute;a sido muy famoso en los a&ntilde;os 1970 por vender artefactos indios y mucho hach&iacute;s. El alquiler se estaba acercando as&iacute; que lo tomamos y abrimos el <a href="https://giricafe.com/" target="_blank" rel="noopener">Giri Caf&eacute;</a>. 
El a&ntilde;o pasado me hice cargo del antiguo Hostal <a href="https://garedunordibiza.com/">Gare du Nord</a> y lo renov&eacute;, s&uacute;per chic, pero sigue siendo muy razonable. Siento que realmente he evolucionado con San Juan. Hace veinticinco a&ntilde;os, el pueblo estaba lleno de hippies, pero durante muchos a&ntilde;os estuvo muy tranquilo. Ahora tenemos el mercado los domingos, la m&uacute;sica, los caf&eacute;s... es un pueblo precioso y todav&iacute;a vivo all&iacute;. Ibiza siempre est&aacute; cambiando pero creo que eso es muy normal. Todos y todo lo que te rodea cambia constantemente y no hay nada que temer.
Todav&iacute;a amo profundamente esta isla y, como soy adicto al trabajo, estoy muy feliz de haber podido tener una carrera aqu&iacute;. Soy una persona muy creativa e Ibiza me ha brindado infinitas oportunidades para explorar y desarrollar eso. En t&eacute;rminos de dise&ntilde;o, me gusta que Ibiza sea una isla de segundas residencias, porque en una segunda residencia los clientes quieren vivir de manera diferente que en su gran apartamento en Par&iacute;s o su casa adosada en Londres. Eso va con mi estilo, que siempre ha sido muy ecl&eacute;ctico. Por eso mezclo culturas: &Aacute;frica, Indonesia, India, pero tambi&eacute;n con el color y la calidad italianos. 
Es un gran placer ver a los clientes en la sala de exposici&oacute;n por la ma&ntilde;ana y luego parar a almorzar en El Bigotes, El Carmen o La Paloma y ver a los amigos, en la naturaleza y bajo el sol. Es un privilegio extraordinario vivir y trabajar as&iacute;. Ahora tengo 57 a&ntilde;os y ten&iacute;a 33 cuando llegu&eacute; aqu&iacute;. Sol&iacute;a ​​salir todo el tiempo, todas las noches estaba en discotecas o en una fiesta. Ahora no salgo mucho, pero a veces todav&iacute;a lo hago. &iexcl;El primero de enero de este a&ntilde;o fui el &uacute;ltimo en abandonar DC-10! Me encanta la m&uacute;sica, ya ves, y me encanta bailar. En Ibiza nunca dejo de bailar".

Gente de Ibiza, amor de isla

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